lunes, 4 de mayo de 2015

Mayo

Me queda una semana para vacaciones, y me parece que no va a llegar nunca.
La vida es un poco insípida últimamente, como si se me olvidara echarle sal a diario.
Ayer hablé con mi madre, pero no pude verla. Llegará un día en que me acuerde de que no la vi.

Se me hace raro escribir desde el portátil colocado sobre esta mesa y sentada en esta silla de madera tan incómoda, pero L. tiene doscientas mil pestañas abiertas hace más de una semana. Me sacan de quicio porque son como todos esos frentes abiertos que nunca cierra. Todos esos asuntos inconclusos. Prefiero los frentes y las pestañas de uno en uno. Qué mal llevo el desorden. Así que no puedo desenchufarlo para ponerlo donde siempre está. La batería del portátil (que hace tiempo dejó de ser portátil) se la llevó L. en la separación y nunca más se supo. Como tantas otras cosas que no se sabe dónde están.

En mi trabajo buscan a alguien, no sé si para prescindir de mí. Veo una oferta de trabajo en Benalmádena y de nuevo empiezo a buscar pisos de alquiler, para huir, pero sin huir. Hay urbanizaciones megahorrorosas allí. Me recuerdan un poco a la jaula de Pichi. Pienso en humanos colorados como gambas tirándose por el tobogán riéndose y tragando agua como si no hubiera mañana a la misma velocidad que Pichi da vueltas en su rueda para después ir a  comer pipas en el chiringuito (así sin pausa). Eso sí, siempre con el culo en remojo. ¿Se puede tener peor gusto?
"Benal Beach"
Cuando pienso en playa pienso siempre en tranquilidad. Desde luego no es mi ideal.
Desisto en la búsqueda porque me da grima lo que encuentro. Tampoco sé muy bien lo que busco. Además lo de huir tengo que madurarlo todavía. No sé si simular un autosecuestro, pero sin pedir rescate.
Me voy a la peluquería a que me corten el pelo que es lo único que crece últimamente por aquí. Así, a  lo mejor, se me van también los pájaros. Odio las peluquerías, siempre me resultan incómodas, aunque por fin des con una en la que prescindan de esos cortes de asimetrías imposibles tan antipáticos, pero es otra de esas cosas ineludibles en la vida.

Creo que necesito estar sola o pedalear muy lejos. De montar a caballo mejor me olvido.

3 comentarios:

  1. Pues no se me había ocurrido a mí lo del caballo... me lo voy a pensar.

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  2. Salgamos a montar!!! en mayo o junio o febrero... ¿qué importa?
    Besos, silbante!

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  3. ¡Necesito una cuádriga!
    Beso, Paola.
    Abrazo centrípeto, sparkling.

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Ellas/os también silbaron.