domingo, 27 de febrero de 2011

Que veinte años es nada, pero diez...

Hay diez años sin verse que desaparecen en una coincidencia, como si se fueran por un sumidero. Desencajarse tras la primera visión para rápidamente recomponer compostura, llegar al acuerdo - sin pactarlo - de ser benévolas, quedando el rastro del paso del tiempo en los rostros omitido de la conversación, que por algo habrá sido, que dos se dieron de bruces con la imagen sin espejo de cómo es que te caigan diez años de golpe, sin el día a día que nos acostumbra. Abrir la boca para mentir, mejor callarse.
Hay cosas que no cambian como que siga pensándose la gran seductora y claro, yo la eterna gran seducida, para qué cambiar roles a estas alturas. Total, diez años más no bastarían.

- ¿Qué hubiera pasado si..? ¿dónde estaríamos si...? ¿cómo de distinta sería nuestra vida si...? - pregunta, animada por el vino .
Demasiados condicionantes y mucho punto suspensivo, pienso, mientras no disimulo que te escudriño. Paso palabra.

Tengo que confesar ahora, que en el momento que siguió a aquel empujón que me fue dado, en el que invadí espacio vital, me pasó por la cabeza a velocidad de vértigo la loca idea de besarte, solo para desmitificar de una vez por todas también los besos, pero vértigo no sólo tuvo la velocidad de la idea, y no quise dar alas que de eso sigues sobrada. Quién vuela una vuela ciento, y quién dice vuela dice cualquier otra cosa.
No empezar a contar de nuevo.

domingo, 20 de febrero de 2011

Y si...

...realmente se confirma que nunca nada - ¿o todo? - es suficiente.
¿Entonces qué?.

lunes, 14 de febrero de 2011

Eso era...

Eso era amor
Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes, respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.

Ángel González.

jueves, 10 de febrero de 2011

Chup Chup.

Vuel(v)o en el tiempo tres años y un día atrás, a un día como el de ayer. Recuerdo que era sábado noche, estrenabas al día siguiente decena y celebrábamos ese estreno junto con la despedida de Madrid, que fue tan solo una semana después. Noche de intenso frío madrileño, aún así de las más cálidas que recuerdo en aquel miniático-cajadecerillas castizo. Noche en la que todo salió redondo. No diré que no soy buena para las fechas, aunque no para todas, selecciono como hace la naturaleza, aunque a años luz de ella y con más probabilidades de errar, pero sería capaz de hacer una reconstrucción milimétrica del acontecer de cada uno de los días /fechas que recuerdo, por supuesto de aquel día también.
Tres años y un día después podría sumar a aquellas cuatro decenas de razones de aquel momento, más de tres por las que no cambiaría ni un día de lo vivido desde entonces, aunque en ocasiones muy próximas en el tiempo, no solo hayan flaqueado las vacas y haya cometido el error de olvidarme de más de una de esas razones. La fragilidad de esa memoria en un pasado casi presente, no tiene nada que ver con la solidez del sentimiento que crece y se enriquece Chup Chup. A veces, con mucha frecuencia, me paro a pensarlo, sé que soy afortunada sin necesidad de que lo pre/diga ninguna galleta de la suerte y realmente no sé ni cómo fue llegar hasta aquí.
Como siempre, hay cumpledías que siento que a quien regalan es a mí.
No va a tener precio su cara esta noche.