domingo, 29 de agosto de 2010

Tú a Boston y yo a California.

Primero me fui yo y volví, después te fuiste tú y también volviste, ahora me he vuelto a ir yo y regresaré mañana.
Las dos sabemos que en algún punto de estas huidas de todo, de este algo más de un año tan complicado por todas partes, de esta saturación de problemas, el pensamiento de no volver como un relámpago nos ha atravesado la cabeza, produciendo momentáneamente un cortocircuito neuronal mayor del que ya había que impulsaba a la no vuelta como una liberación.
Ayer me dijiste que de Madrid - a mitad de tu camino de regreso - te hubieras ido a cualquier lugar. ¿Dónde? - te pregunté. No sé. - me respondiste. ¿Sola? - te pregunté. Sola - me respondiste, y no me lo tomé como algo personal aunque me hubiera gustado que hubieras dicho que me fuera contigo, y cree que me vi haciendo la maleta sin pensármelo dos veces para empezar de nuevo en cualquier sitio, pero me puse en tu piel, en tu situación actual y te entendí. No me extraña - contesté, entendiste que yo también había pensado en cualquier lugar en algún momento y te callaste.
Si no hubiera sido porque supongo que después el relámpago siguió una trayectoria parecida en tu anatomía y en la mía, desatando una tormenta de sentires es posible que tú te hubieras ido entonces a Boston y yo mañana a California.

miércoles, 25 de agosto de 2010

En ello estoy.

Mujer paciente por naturaleza estos días andaba/ando con la madre de la ciencia totalmente missing, después de algunas reacciones que me han hecho dar respingos hastas a mí, estoy haciendo un ejercicio de introspección para no repetir ciertos comportamientos que no quiero ante ciertas situaciones que tampoco quiero pero que no está en mí mano que no me encuentre a diario.
Antes de eso, en el imaginario me metí en una urna, (las introspecciones me han dado siempre un poco de pereza), el ejercicio mental consistía en saber cómo sería no tener que tratar con nadie salvo para cubrir las necesidades básicas, beber, comer, follar, desbeber, descomer, desfollar - se me planteó otro ejercicio en medio del ejercicio que estaba realizando saber si desfollar es posible - lo del aseo personal lo pasé por alto ¡ups!. He de decir que resulta tremendamente dificultoso hasta en el imaginario conseguir un aislamiento total, y si bien beber y comer son fáciles de cubrir, desbeber, descomer, follar - con las moscas rondando como en cómic - y desfollar que imaginé como un rebobine a cámara rápida de lo anterior, llegaron a convertirse en deportes de riesgo, tal vez en vez de en una urna tendría que haber imaginado que era un Tamgotchi.
Descartado lo de la urna tras los muchos inconvenientes encontrados, y animada por los sorprendentes avances conseguidos de ayer a hoy a la vista de unos días de descanso después de 14 días a piñón en el laburo, creo que lo más sensato es dejar de eludir realidades diarias, y seguir trabajando poco a poco lo de la actitud ante lo que no quiero, en ello estoy.

domingo, 22 de agosto de 2010

Noche 9.



Encarando la última semana de agosto.
Nos vemos en la azotea mujer rana.

jueves, 19 de agosto de 2010

Noche 5.

Locución gratuita.
Hay una mujer instalada en un dispositivo móvil.
Locución gratuita.
No simpatizo con la voz.
Locución gratuita.
Siempre corto la llamada.
Locución gratuita.
¿Y si la voz persistente a continuación concede tres deseos?
Locución gratuita.
¿Me quedo con la duda?
Locución gratuita.
- deseo un corazón no frost -
Locución gratuita.
Pues, ¿sabes qué?,
que ahora gratis no hablo.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Noche 4.

Nada importante.
Cansancio como de viernes.
Hambre.
Antojo de todo lo que el frigorífico no contiene.
No sé si dulce, salado o picante.
Tortitas con chocolate.
Una lasagna.
Comida mejicana.
Tirarse de un trampolín,
Zambullirse en una mirada.
El frigorífico se apellida Rodríguez.
Nunca he vivido sola.
Cama es sabana.
A lo lejos alguien toma una cerveza con un traje de buzo.
Pompas de jabón.
Señales de humo.
Hoy también cierro la ventana.

martes, 17 de agosto de 2010

Noche 3.

Todo está bien.
Tengo sueño.
Llegué a casa y tuve que aniquilar una cucaracha (gran fobia).
La noche olía a ozono.
Relámpagos que confundimos con flashes.
Lola con sus ojos inmensos.
Alguna gota de agua.
Tres tubos de cerveza.
La gente que regresa.
Vivir las vacaciones de los otros.
Querer conocer todos esos lugares.
Tener ganas de irse.
Ya nos tocará.
Comer por fin bien.
Fumarse un cigarro.
Pensar en dejarlo.
Un tal Rene Philippe leyendo las cartas en la sexta.
No quiero tener frío.
Cierro la ventana esta noche
Clic!

domingo, 15 de agosto de 2010

Tras noche 1.

Este verano con su sol de justicia que quema por dentro me sorprendió sin sorpresas con el traje ignífugo en el tinte.
Esta desidia, esta poca gana de hacer nada, esta nueva gravedad que multiplica el peso de mi cuerpo, me deja sin fuerza - como durante un ataque de risa sin risa - como si estuviera expuesta a kryptonita.
Esos excesos para olvidar las desidias que hacen perder días enteros como si no hubieran sido, que saltan por encima como si fuera un obstáculo, que me tambalean buscando el equilibrio.
Este domingo de agosto de soledad forzosa que parece no vaya a terminar nunca.
Este domingo cuesta arriba sin poder echarme un beso a la boca.

martes, 10 de agosto de 2010

Post-Vacaciones


Las vacaciones han sido demasiado cortas.
Dicen que el cuerpo es sabio, pues al mi cuerpo a mitad de las vacaciones se le estropeó el termostato, cuando hace plof sólo hay stop, lo que me obligó a quedarme pinchada en esta ciudad de temperaturas insufribles.
Antes del fallo mecánico pude comprobar que mirar con un catalejo eleva la base echar de menos a un exponente infinito.
Los reencuentros son siempre estupendos, pero no ¿podemos irnos para volver continuamente?, porque en algún momento dejarían de ser estupendos para ser menos estupendos, después menos menos estupendos, y aún menos menos menos estupendos para al final ser vueltas-rutina (supongo).
Nunca he querido tanto, y nunca he querido tanto que terminara un verano.
Alejarse hace ver las cosas de otra manera, pero no soluciona nada, no existe una relación directa entre el aumento de la distancia y la resolución de nada, a más distancia más distancia simplemente, de la otra forma sería demasiado fácil, sería genial e incluso más práctico que los problemas fueran ecuaciones de dos incógnitas e infinitas soluciones, por qué no lo inventa alguien.
Hoy llevo todo el día con la misma canción en la cabeza, no pega nada con el mal humor que tengo, no combinan bien, es como si cantara a cuadros y estuviera pensando a rayas.
Estoy buscando una escafandra al pie del mar de los delirios, así comienza la estrofa de la canción que no hago más que tararear, luego habla del capitán Nemo, Jacques Cousteau, batiscafos y abismos,toda una movida.
Necesito un mar real.

jueves, 5 de agosto de 2010

Descubriendo Extremadura.

Desayunos con vistas espectaculares, el continuo sonido del agua, excursiones al río, mediodías placenteros, sobremesas sin fin sin ganas de siesta para no perder ni un solo instante en ese pequeño-gran paraíso, baños de agua y de sol a última hora de la tarde, cielos estrellados esperando alguna fugaz,(esta vez brillaron por su ausencia), charlas, risas, buena gente que te congracia con el mundo, y después de todo eso y por todo lo que me quedo en el tintero dormir como una niña chica.
De camino del Valle del Jerte al Valle de Ambroz, en el Puerto de Honduras de repente otro regalo más para los sentidos, caballos en libertad.
Por querencia mañana rumbo al foro a repararse en otros sentidos.