jueves, 5 de agosto de 2010

Descubriendo Extremadura.

Desayunos con vistas espectaculares, el continuo sonido del agua, excursiones al río, mediodías placenteros, sobremesas sin fin sin ganas de siesta para no perder ni un solo instante en ese pequeño-gran paraíso, baños de agua y de sol a última hora de la tarde, cielos estrellados esperando alguna fugaz,(esta vez brillaron por su ausencia), charlas, risas, buena gente que te congracia con el mundo, y después de todo eso y por todo lo que me quedo en el tintero dormir como una niña chica.
De camino del Valle del Jerte al Valle de Ambroz, en el Puerto de Honduras de repente otro regalo más para los sentidos, caballos en libertad.
Por querencia mañana rumbo al foro a repararse en otros sentidos.

2 comentarios:

  1. Sensación de libertad la de observar caballos sueltos...y qué decir de dormir como una niña chica...esa sensación está cargada de inocencia, la que perdieron muchos adultos...una pena...
    saludos y a seguir en la brecha

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  2. Libertad tú lo has dicho, euforia, subidón interno.
    Firmaría por dormir así siempre.
    Saludos Etcétera, y muchas gracias por pasarte.

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