martes, 16 de septiembre de 2014

Pilas alcalinas

Hoy no tengo mucho el día. Esta conjuntivitis, de manual de medicina,  me hace ver la vida como a través de una lágrima densa y detenida que no cae nunca,  no ayuda. Tenía cosas pensadas para hacer cuando salí del trabajo, pero al final lo básico, lo imprescindible. Llenar la nevera para los siguientes diez días de trabajo que aún quedan por delante. Comprar rápido, siguiendo la lista, sin detenerme a pensar. Nada de compra por impulso. Estoy contenida.
Pienso en hacerme un regalo, pero aquello que quiero hace tiempo ya no tiene sentido. Me gustan mucho los relojes o me gustaban, porque ahora pienso que nos esclavizan. Me fijo en las muñecas de la gente, un reloj es como un grillete que nos encadena a las rutinas. Me fijo en mis muñecas. Sólo dos pulseras de cuero en la muñeca izquierda; una con más de diez años comprada en Sitges cuando mi vida era S.; la otra traída de Baleares hace un par de veranos, a veces la miro y pienso que no debería llevarla, porque fue un regalo hecho con un amor que luego yo traicioné, desprecié, no sé por qué de aquella manera, aún así la llevo. Así tampoco se me olvida lo que puedo llegar a ser.
Miramos los relojes para no llegar tarde al trabajo, para calcular, por ejemplo, si tenemos que correr para no perder el autobús. Odio el ritmo de Madrid, y verme absorbida por él. Como si me hubiera rendido y sucumbido a lo que no quiero. Me veo corriendo como el resto, como si en llegar 10 minutos antes a casa me fuera la vida. Cuando la vida sin darnos cuenta se nos va precisamente en eso. Eso de lo que me reía después de tanto tiempo fuera de aquí, pues eso, soy yo también ahora. Hace más de seis años que no utilizo reloj. Se fueron gastando las pilas de los nueve o diez que tengo y no las repuse, se quedaron los relojes detenidos y olvidados en cajones. Los ritmos en Badayork eran otros. Aquí vuelvo a ser de nuevo una esclava del tiempo. No llevo reloj, pero si una bola con una cadena en cada tobillo. Aquí las pilas que se gastan todos los días son las mías.

Sigo pensando qué regalarme. Por no tener, no tengo hecha ni una lista de libros que quiero leer o de música por escuchar o películas por ver o de conciertos a los que ir u obras de teatro que no quiero perderme o de todas esas cosas que me gustarían, me gustan o me gustaban. Cosas simples y sin mucho valor, escritas rápido y casi inteligibles, son las que llenaban esas listas otros años.  Cosas o ideas que poblaban mi imaginación, ahora un poco desierta. Me parece triste.
Mi hermana T. me llama y me envía más mensajes por whatsapp estos últimos días. Y no lo dice, pero es seguro que está preocupada. En mi familia no nos decimos estoy preocupada por ti, estamos más y punto.


sábado, 13 de septiembre de 2014

Horóscopo

Dice mi horóscopo esta semana que es posible que quiera cambiar de gafas para seguir las tendencias de la moda. No sé quien ñoco se encarga de escribir la sección de horóscopos. 
Si fuera yo quien lo escribiera diría que:
Es posible que en lo único que pienses cuando llegue el fin de semana sea en dormir y echarte la siesta. Dormir, vaya.  Descansa. Haz caso a tu cuerpo que es sabio. Si sales el sábado volverás a casa, y te dolerá hasta la uña del dedo gordo del pie izquierdo. Te sentirás sin energía. Mayora. Volverás convencida de la reunión con tus hermanas que lo mejor que puedes hacer es invertir en conseguir tu objetivo, en vez de gastarte la pasta  en una FIV, sólo porque estás cerca de los 41 (e Y, está en ello,  E. está en ello, C. está en ello),  y jamás antes te habías planteado la maternidad. Bueno, sí, en una ocasión, pero te llovíó del cielo un adolescente de 15 años, con un trastorno disocial,  y una poca de esquizofrenia mal medicada, y después de ahí nunca máis te lo volviste a plantear. No te viste capacitada. No lo olvides.
Si bebes vino en la comida, te dolerá la cabeza. Te parecerá a la vuelta que vives en el fin del mundo, pero no, pero casi. Tendrás tentaciones de hacer una llamada y prolongar la noche, pero no la harás porque podrías complicarte la vida y ahora no estás para eso. No compensa.
Pensarás que la luz de septiembre es espectacular, como más blanca. Te gusta la luz de septiembre. En general, te gusta septiembre, pero lo flipas estos últimos días con la luz. Lo verás todo más blanco pese a que la pérdida de agudeza visual en el ojo derecho vaya en aumento. Pero la pérdida de agudeza visual no está reñida con el blanco. El blanco es blanco siempre.
No tendrás planes para el domingo mientras escribes en el blog, aunque te rondarán un par de ellos que no has concretado. No te gusta decir sí, para luego decir no. Te debatirás entre la siesta y los planes. Sólo el domingo sabrás qué pasa.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Sorpresas

No recordaba cuando fue la última vez que alguien me dio una sorpresa que me hiciera llorar de alegría. Y ayer fue. Alcé la cabeza, miré por encima ( o a través o ni sé) de la persona a quien estaba terminando de cobrar, para dar los buenos días,  porque había entrado alguien y me quedé con el buenos días en la boca.  Allí estaba G. Mi G. Hecho todo un dandi, como siempre, con una de sus preciosas gorras, su barba perfectamente recortada, su sonrisa blanca, generosa, su mirada noble y clara. Salí corriendo de detrás del mostrador. Me abracé a él, sin creerme que estuviera allí. Un abrazo largo, sentido. Se removió todo por dentro, como si fuera el gran amor de mi vida, que también lo es. Se me saltaron las lágrimas de alegría. No pude dejar de abrazarle en un rato largo. Le quiero tanto...tantísimo...Más de un año sin vernos es demasiado tiempo. Eso sí, no le perdono que no haya avisado para haber podido cambiar el turno con alguien y pasar más tiempo con él, aunque la sorpresa ha sido mayúscula, maravillosa. Tanta alegría me dio como rabia no haber podido irme de su mano en ese momento. Tantas cosas de que hablar con G., que como Y., está reñido con las nuevas formas de comunicación: son escuetos en los whatsapp y enemigos declarados de las redes sociales. Ellos dos que son dos grandes conversadores. Cuánta ilusión de golpe. Cuántos sentimientos. Mi amigo. Mi compañero de fatigas y alegrías. Lo mejor que  conservo del oeste. Lo mejor en muchos años.
Toda la tarde hoy con él, y con toda esa gente maravillosa que le rodea. 
Si hoy me preguntaran qué es la felicidad, diría que es estar con G.

Lo que nos comemos el tarro pensando qué será mañana, cuando lo importante es hoy.
Somos presente. 





sábado, 6 de septiembre de 2014

Cosas que no soporto 2

No soporto a las personas que para explicar algo, dan infinitas vueltas y utilizan todo el vocabulario que conocen (sea poco o o mucho). Me parece de una falta de inteligencia tremenda no saber concretar en pocas palabras. Me aburre sobremanera la verborrea. Mañana trabajo doce horas con el tontolapolla del gerente, y es ese tipo de persona. Ese tipo de persona a quien le encanta escucharse, y claro, no escuchan.
Me cansa escuchar hablar a alguien, explicando una gilipollada detrás de otra como si hubiera descubierto la penicilina o como si fuera él quien estuviera entendiéndolo cuando está hablando. Es que creo que es eso último. El caso es que no aguanto que se haga como una tesis doctoral para todo. ¡Y no me puedo ir ni cortar el monólogo ni decir cuantísimo me aburre!. Así que o asiento, "sí, sí, sí ", en un tono cansino, para que calle. El problema es que de esa manera no le convence, porque no quiere que le dé la razón sin haber entendido ¿sin haber entendido qué, tontolapolla consorte, que vienes del sector de la construcción y no tienes ni idea de éste? Lo único que quiero en esos momentos es que se calle. Solo un poco de silencio. Vamos a jugar a callarnos, venga. Si por el contrario no asiento porque me infla las narices y además hay temas en los que no puedo dársela, para qué queremos más, entonces no tiene fin, y al final volvemos al "sí, sí, sí" cansino, y vuelta a empezar.
No puedo con el plastismo.
Abúrreme, pero no me canses.
Y sí, estoy encabronada con trabajar mañana. Y sí, también son un poco las hormonas.

Señó, dame paciencia y mantenme lejos de los cutters afilados. Sobre todo lo último.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Objetivo

Desde la semana pasada tengo un objetivo, eso me hace llevar las cosas que menos me gustan de mi vida con mejor talante, porque pienso que voy a ser capaz de cambiarlas. En realidad, no sé aún de qué modo voy a lograrlo, porque tengo unas cuantas ideas u opciones posibles que podrían llevarme a conseguir lo que quiero, pero siendo posibles no me garantizan el éxito. Lo bueno es que no es imposible ni las opciones están fuera de mi alcance. Solo requieren esfuerzo, sacrificio tal vez (seguro), y tiempo. No pretendo gran cosa, sólo es algo que me hará: estar más contenta con una parte mi vida, ser menos gruñona, quejarme menos. Nunca me ha gustado la gente que se queja y no hace nada por cambiar la situación. Ya ves, justo lo que yo llevo haciendo tanto tiempo. 
El objetivo es algo que llevo años planteándome, pero que las circunstancias me han hecho dejar de lado en muchas ocasiones. Unas veces porque una entra en unas rutinas de mierda que te anulan, y pasas los días como un hámster dando vueltas a la misma rueda, pero sin ningún sentido, sin plantearte que hay vida más allá de la rueda-rutina, que la vida,  la parte de la vida relacionada con las obligaciones no tienen por qué ser eso. Otras veces porque la vida viene como viene y se tienen unas (aún más) responsabilidades: una casa que pagar, deudas ajenas, hay que comer, pluriemplearse, y todo lo demás. Alguien tiene que sacar a flote el barco. Y sí, seguramente habré hecho más fácil la vida de alguien con mucho gusto, por cierto, pero creo que es el momento de pararme y empezar a pensar en mí también. Es ahora o nunca.

Hoy el esbozo de nutricionista, ha usado la Tanita (analizador de composición corporal) conmigo. El resultado ha sido más o menos el que esperaba. He perdido más peso desde que llevo en su chiringuito, y soy toda fibra, ¡oiga!. Traducido: estoy peor que con la explotadora anterior. No me gustan los empresarios madrileños, los de mi sector. Me acuerdo mucho de Isabel, mi jefa en Barcelona. No sé si alguien en alguna ocasión le habrá agradecido, yo lo hice en su momento, no como para quedar bien si no porque en realidad tengo/tenía mucho que agradecerle. Un día de estos debería decirle todo lo que el paso del tiempo me ha hecho valorar aún más esa época trabajando con ella. Lo que aprendí de esa mujer emprendedora, innovadora, con ideas, sensible y tan humana. Un día... A lo que iba de la Tanita, y el sieso esbozo de lo que sea, Tanita ha determinado que tengo una edad metabólica de 25 años, ¡toma ya! (JAA). ¡Que me zampo el objetivo en menos de nada!

L., se ha vuelto a ir. Esta vez casi lo he agradecido, porque no pego ojo cuando está ella y necesito dormir. Voy cansada, y no, no nací así. Tengo mis manías a la hora de dormir, y las suyas son todo lo contrario. El día y la noche, en todo: orden/caos, planificación/improvisación, atención/despiste, perfeccionismo/ descuido, para qué seguir. La cosa es que aquí seguimos. Bueno, ella hoy, un poco más allí.

"Cómo fue"

(Creo que ha debido hacer esfuerzos, la colega, para hacer un montaje de imágenes tan horroroso, y sin pies ni cabeza, pero es la única que ha subido la canción. Dan ganas de tirarla por el acantalido u obligarle a hacer la croquetilla bajando las escaleras de la casa del Señó, como penitencia. El comienzo ya promete, pero me puede lo que me gusta esta versión de la canción. Así que, ahí va, sin anestesia. Bueno, con una poca - lo he estrechado -  porque la falta de estética me supera)

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