domingo, 29 de mayo de 2011

Azúcar.

Han pasado seis días desde la vuelta a esta tierra extrema y dura (que ni lo uno ni lo otro), suficientes para que se instauren las rutinas de siempre. Los días se suceden, suceden y me dejo suceder ahí fuera con ellos deslizándome en el transcurrir de las horas como si llevara puestos unos patines. Braaarr, braaarr, braaaaaarr más o menos así es como suenan las ruedas al deslizarse sobre el gris adoquín de las calles de este Casco Antiguo. En la cueva suenan distintos: griirrr, griirrr, griiiirrr, griiiiiirrrr, como si chirriaran y amagaran un gruñido, a veces incluso las ruedas parecen cuadrarse. Es en casa que dejan de sonar: aquí está todo como mullido, es como deslizarse sobre algodón de azúcar si acaso, es como el sonido de peta zetas con cosquillas incluidas en el cielo de la boca, los días con hiperglucemia es como levitar sobre terrones de azúcar, porque no hay gravedad y la única ley física que existe es la de la piel que delimita los continentes, ésos que guardan los contenidos.

(¡Qué no me empalago, oiga!, yo que soy más bien vinagre.)

jueves, 26 de mayo de 2011

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Eficacia digamos que no sería la palabra del día.
Menos mal que los días no tienen más que venticuatro horas.
Encefalograma plano.

martes, 24 de mayo de 2011

The Best...

En el viaje de regreso a casa, pongo a reproducir toda la música del IPod en modo aleatorio. No sé qué tengo ganas de escuchar en ese momento después de haber seleccionado dos o tres grupos que me apetecían, así que prefiero dejarlo al azar y a un volumen moderado que me permita aislarme lo suficiente de los sonidos que emite el autobús circulando por la autovía, de la emisora que seleccionó el conductor, y de los que provienen del resto de pasajeros, (móviles con tonos de llamada insufribles que no dejan de sonar, conversaciones telefónicas anodinas en su mayoría a casi grito pelado que pasan de lo personal a lo colectivo, ronquidos,toses de no nos libramos ni uno, música que hay quien se empeña en compartir con el resto), y a la vez concentrarme en la lectura.

Ahí estoy, sentada en ventanilla, del lado del arcén, sin compañero de asiento, lo que permite poder no llevar las rodillas practicamente clavadas al respaldo del asiento delantero, - doy gracias por poder no salir como un cuatro en la primera y única parada que se hace en el recorrido-, escuchando música, leyendo y sumida en varios pensamientos que de tanto en tanto me hacen levantar la vista del libro para mirar a través de la ventanilla, más allá de esos paisajes que vamos dejando atrás, paisajes en verdes que comienzan a ajarse cediendo poco a poco el cromatismo a los amarillos, los ocres, los marrones, anuncio de un verano cada vez más próximo. En una de esas, de repente una frase de una canción que se ha debido repetir en más de una ocasion, pero que con el ensimismamiento me ha costado reconocer, porque escucho y no escucho la música, me hace mirar la pantalla del reproductor para corroborar el título, que intuyo. No recuerdo cuando la bajé, ni siquiera si la he escuchado antes, ni qué hace ahí, me parece un islote en medio del resto de la música tan dispar, pese a la cantidad de veces que he actualizado, añadido, borrado canciones, creado listas, etc, ésta por una extraña razón permanece. Sonrío, mientras pienso todo lo anterior, porque en el momento en que identifiqué esa frase de la canción me vino a la cabeza un alguien que en los últimos tiempos, esos en los que comía pistachos para tratar de criar sonrisas, me repitió esa misma frase en más de una ocasión, confieso mi descrédito de entonces.

Me paro a pensar en el momento actual, y no me queda otra que al final darle la razón a ese alguien.
Sí, Señora, sí, aunque todo apunte a lo contrario:
Lo mejor está por venir.



... is yet to come.

lunes, 23 de mayo de 2011

Azul.

Con caracolas aún en los oídos, y las suelas de las zapatillas calientes del asfalto de este sitio en el que se desvanecen los grises, al que me trae de vuelta siempre el mapa del tesoro que conforman las sonrisas, risas, bailes, besos, juegos, abrazos, canciones, los pasos dubitativos, un ver descubrir a pequeña escala esta bola del mundo en la que las palabras son dichas con lengua de trapo, y un preguntado en voz bajita, a qué te vas a quedar aquí siempre.
Llegó el tiempo en que los relojes ya no son de arenas movedizas. El tiempo en que transcurrir, ser y estar es plácido.
Tener otro mapa del tesoro que seguir para desandar el camino.
Tener ganas de volver a casa.
Tener ganas de fundirse en azul.

martes, 10 de mayo de 2011

Et voilà!

Erré profesión, funambulista hubiera sido apropiado, por algo no será, y es que a veces los pies se vuelven de barro. Respirar hondo, tratar de cambiar el paso, - como quien dice el rumbo del día, la disposición, el gesto, el ánimo, cómo chascar los dedos y que por arte de birlibirloque desaparezca la crispación, llámame provocadora si consigo dibujar alguna sonrisa - , antes de que el alambre no sirva de apoyo, antes de que los pies no sostengan. Redoble de tambores. ¡Voilà!. Una elipse de extremos mirando al cielo perfila la boca. De funambulista a ilusionista-clown sin entreacto. Qué será capaz de contener la chistera.
En el alambre con nariz de Augusto y la chistera puesta.
Rumbo al Sur.


Via, via...
viene via con me....
non perderti per niente al mondo
lo spettacolo d'arte varia
di una innamorata di te....
Via, via...



sábado, 7 de mayo de 2011

A la que improvisa.

Parece ser que no hay manera de que nada salga a derechas, una trata de seguir siendo optimista, de seguir hacia adelante, tratando de pensar que no, no es mala suerte, que ese tipo de contratiempos le suceden a cualquiera, que es normal, pero a veces cuesta, porque se planea, se programa con ilusión, se sueña con, y ya se encarga lo que sea que tenga que pasar de echar por tierra todo eso. Cosas, como que el miércoles surja un contratiempo y se supere, que el jueves surja un nuevo contratiempo y se supere también, que el viernes surja aún otro más y también se supere ese, que lleves ya tres días de cabeza, y cuando piensas: ya, ya está, ya nada más, imposible que pase algo más, sucedan cosas menos importantes que las anteriores, como que se averíe el coche el día antes de salir de vacaciones, - que por exigencias del guión resulta que iba a ser un domingo, que ya no será, y quién sabe si lunes o martes o cuándo -, y esa sea la gota que termine de colmar el vaso. Y sí, es posible que cualquiera pueda pensar que se pueden buscar alternativas, que tampoco es para tanto, pero una se desinfla de golpe, cansada de tanto en contra, como si le abrieran la válvula de seguridad, y le soltaran una tonelada encima, y le parece que no puede con eso, no ahora, no en este momento, no después de todo lo anterior, que no son solo esos tres.

Que las cosas pasan siempre por algo, tengo mis dudas, y de ser, ese algo no es más que una nueva broma de mal gusto- por no decir putada - de esa que improvisa.

A veces parece que conseguir hacer nada del otro mundo, nada que dependa de múltiples factores, nada que no haga el resto del universo con facilidad, nada que esté al alcance de la mano de cualquiera, nada que sea imposible, sea tan difícil, que dan ganas de hacer precisamente eso, nada, a ver si acaso.

Así que a ti, sí, es a ti, no mires a los lados me dirijo a ti que improvisas conmigo, te digo: olvídate de una vez por todas de mí, que sí, que sé que puedo, pero ya está bien de tanta prueba, de tanta dificultad, de tanta traba, de tanta zancadilla, de tantos sinsabores, de tanto no dar tiempo siquiera a disfrutar de un buen momento, porque a ti, sí, a ti, no pongas cara de yo no fui, no sé por qué extraña razón no te da la gana de que así sea.


¡Qué me quiten las velas negras!

domingo, 1 de mayo de 2011

De pronto Mayo.

Los días sin más, sin plantearse futuros, vivir el presente, dejar que la vida transcurra, pero no dejarse llevar por la inercia que decora de grises, mientras llueve fuera, aunque a ratos sol, se arreglan goteras poco a poco que no se parchean, y algo poco a poco empieza a hacer mover de nuevo el engranaje, sin que nada chirríe, a ratos también como él, como el sol, como si se alimentara de su energía, y ahí vamos, como empezando, como en aquel Mayo de hace media década.