miércoles, 27 de mayo de 2015

Cumbia

Sopla el viento ahí fuera. Escucho el sonido del aire moviendo las hojas, moviendo las ramas. No es viento lo que escucho. No tiene el viento sonido propio mas que por lo que mueve, desplaza o los huecos por los que se cuela. Como tantas otras cosas que tampoco lo tendrían sino fuera por la existencia de otras. Yo, a veces, tampoco sueno, también necesito que me muevan, me desplacen o se me cuelen por los huecos; los huecos que sean.

Es bonito, pero faltan los mirlos.

Las últimas dos semanas han sido una montaña rusa, pero sin el pellizco ese que te coge cuando justo estás de bajada en la zona de más pendiente. Ha faltado eso. Desidia. Vehemencia. Desidia. Vehemencia. Desidia, desidia, vehemencia, desidia, vehemencia, vehemencia, vehemencia. Así, más o menos. A plomo de un extremo a otro.
Un poco absurdo todo.


3 comentarios:

  1. Necesitamos ese viento que se meta en nuestro cuerpo, en nuestros huesos, en nuestros corazones, incluso en nuestras mentes y pensamientos, que haga que bailemos al son de la cumbia, de la cumbia que cada una quiera bailar…entre la pasión y la apatía debe haber un punto intermedio, aunque yo quiero sentir “ese pellizco” al bajar la montaña rusa… Un poco absurdo????...quizás, pero a veces es necesario perder la razón para levantar el vuelo.

    Besos silbantes

    saluditos extremeños

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  2. Sí, en realidad, yo lo que quiero es bailar.
    Saludos a extrema y dura.
    Un beso para ti.

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  3. Aléjate de las relaciones montañas rusa, por favor. Son tódicas y quienes las provocan necesitan equilibrio. Segurisimo.

    Un beso de hasta pronto...

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Ellas/os también silbaron.