sábado, 2 de agosto de 2014

Quiero ser éxodo

Cuando el autobús sale del túnel a las 21:57, ya ha anochecido. Lo ha hecho antes. El anochecer sucede entre las 21:40 y esa hora, cuando estoy en el subsuelo, en las tripas de esta ciudad, engullida por el metal; chirriando igual que él. Digerida. Alienada. Entonces, tras mirar la noche y sorprenderme de cómo se acortan los días, apenas miro a través de las ventanillas porque el camino ya me es tan conocido, que sé a qué altura estamos por los dos o tres baches que hacen que levite momentaneamente encima de mi asiento. Duele al caer como si te devolviera de las ensoñaciones a la realidad de hoy. De  frente, sólo los faros de los coches entrando en Madrid. De vez en cuando me pregunto cómo será la vida de los  habitantes de esos edificios que al asomarse a la ventana ven ese páramo gris, y el tráfico incesante. Ellos puede que también se pregunten sobre las vidas grises de todos los que vamos o volvemos en las orugas verdes.

Hago una llamada. No tengo respuesta. No insisto. Envío un mensaje (sms), que será leído tarde en su destino. Cuando sea leído ya estaré en otro momento, con otra disposición de ánimo, es posible que haya perdido todo sentido: el sms y yo. Da lo mismo.

Llegar a casa, encender las luces, abrir todas las ventanas para que la casa respire, soltar la bandolera encima de una silla, ponerme una Coca-cola con mucho hielo, descalzarme, dolerme de los tobillos deformados después de 12 horas de pie, fumarme un cigarro sentada. ¡Por fin! Pensar, pensar, pensar. Repensar lo pensado. Sin intención de llegar a ningún lado. No hay disposición.

La cena de hoy, la comida y la ropa de mañana. Darme una ducha para quitarme el día de encima que se va por el sumidero. Ponerme ropa cómoda. Fumar de nuevo. En silencio. Sólo las voces de los niños aún jugando en el parque. Una moto que pasa. Algún coche. Los tacones de la vecina de arriba. El ventilador del pc. Los sonidos de la casa.

Qué largo va a ser este agosto en Madrid.
Hoy, ésta canción en loop que también podría ser cualquier otra. Da lo mismo.

2 comentarios:

  1. "Ducharme para quitarme de encima el día..." Bonita expresiòn, al igual que cierta... Me gusta como escribes...pareces llevar dentro un batiburrillo de pensamientos e ideas que te hacen emerger cada día a pesar de tu "desgano"...
    Yo soy de las que piensa, que todo es cuestiòn de actitud. Quizás no sería mala idea replantearse las cosas de otra manera.
    Mi perspectiva...es la de una chica pacense acostumbrada a otros ritmos, a las cosas simples y la admiraciòn por las mismas.
    Saludos !

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  2. Hay días en que a pesar de que sé que esa no es la actitud es la que tengo cuando me siento aquí delante. Que me gusta a mí el modo drama.
    Conozco los ritmos extremeños a la perfección, los echo de menos también. Hacer una llamada y en 5 minutos estar con quien quieres o encontrarte en la calle y echar un rato en cualquier terraza. Empezar una reunión siendo dos y terminar siendo diez, sin haber planeado nada. No esta locura de agendas imposibles y prisas para todo. Con planes para ver a quien sea en quince días o más.
    Un saludo, y gracias (:

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