martes, 20 de septiembre de 2011

Isla.

Hay muchas ocasiones en que quisiera poseer el don de la palabra: la escrita y la hablada. Con frecuencia me pregunto de dónde viene esta incapacidad mía para hablar de lo que siento. ¿Qué extraño mecanismo produce en mí, un bloqueo de dimensiones descomunales, que de golpe me impide decir? Que me cierra la garganta como si la glotis fuera las compuertas de una presa, el sentimiento fuera líquido y quedara retenido en esta anatomía chubasquero, anegando todo lo que mi pecho alberga: un mar bravo inquieto por salir, que el dichoso mecanismo mantiene contenido, dentro o dónde quiera que sea que esté exactamente todo ese lugar que ocupa.

Hay una isla de signo zodiacal de este septiembre que está trayendo tanto en tan poco tiempo, que una se descubre sobrepasada, sobrecogida, sorprendida, ojoplática a veces, e ilusionada.

Es extraño o curioso también el mecanismo por el que una empieza a pensar en la isla, como si hubiera salido de expedición. ¡Tierra a la vista!. Como si se le hubiera pegado algo de esta tierra de conquistadores, (algo - poco) porque solo quisiera volver a esa isla concreta, y tuviera memorizado de antes, desde mucho antes del descubrimiento, sin necesidad de mapas, astrolabios, sextantes o brújulas el rumbo a seguir, y la geografía de la isla. Como si todo ese tiempo, hasta que fue divisada hubiera estado ahí, y una se hubiera dedicado a navegar sin ningún objetivo o a naufragar de una vez por todas, definitivamente, y entonces la isla que estaba, que tenía que estar, hubiera emergido un poco allí a lo lejos, como haciéndote un guiño imposible que deviene posible, en el justo momento. En el momento en que empezabas a mirar al horizonte.

Una es consciente de golpe que se surcan mares transitorios, por los que se pasa como para aprender, como para crecer, a veces también para decrecer, que nos llevan a otros que estábamos esperando, que albergan islas, que tal vez también esperasen, mientras permanecían o se hundían en otros mares.

Existe una isla, que me habla de mares del norte, de otoños de hojas secas, de lluvia de verdad, que me cuenta su geografía interna con la palabra exacta en cada momento.

Existe una isla que habla con tanta verdad, que una se pregunta si será de este planeta

Existe una isla absolutamente querible.

Existe una isla querencia.

7 comentarios:

  1. si hay "isla" hay esperanza.. Desde el desierto, saludos.

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  2. Una de las mejores declaraciones de amor que he leído en estos últimos tiempos... Plas. :)

    Larga vida...

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  3. A mí no me parece que te falte el don de la palabra precisamente. A lo mejor un poco de capacidad de reacción sí. :)
    A veces no nos damos cuenta de que somos islas esperadas y ansiadas por otro/a; de que somos un regalo, una geografía añorada, una verdad delicada y preciosa. Lo digo para que se aplique usted el cuento.

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  4. algunas islas llegamos tarde o no llegamos.

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  5. no nos enseñaron a expresar nuestros sentimientos, es lo más dificil de expresar, pero la práctica se hace andando, ahora comienzas ya a hacerlo.

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  6. - BO, sí, tierra firme. Un beso desde el Oeste.

    - sparkling, muchas gracias por todo... :) ¿y un brindis con burbujas? Beso enorme.

    - Maritornes, trato de aplicar. Igual que trato tantas otras cosas, que unas veces consigo y otras psé, ahí, ahí. Lo de la capacidad de reacción ya es harina de otro costal, y de la paciencia de quien esté al costado.
    Besos.

    - arponauta, hoy viendo 2046, me quedé con esto. " El amor es cuestión de oportunidad, de nada sirve conocer a la persona idonea demasiado pronto o demasiado tarde". Un beso.

    - Ico, la gran asignatura pendiente. Un saludo.

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  7. precisamente el don de la escrita sí que lo tienes, la palabra hablada no lo sé, pero la escrita.... vaya, si no lo tienes tú, no lo tiene nadie!!!

    saludos,

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