Hay verdades que son un puñetazo directo a la boca del estómago, un cubo de agua helada que despierta de golpe la conciencia y hace que se sacuda, un abrir los ojos para dejar de mirarse el ombligo, una vuelta a la realidad tal como es y no esa que tú deformas a tu gusto.
En el sálvese quién pueda se adueñaron de los chalecos salvavidas y saltaron primero al bote, con estilo casi olímpico, los carentes de empatía. Eres oro en ese salto, ¡qué suene el himno de los egoístas!.
Hay verdades que te nublan la vista, que te dejan doblada, sin aliento, casi sin habla, sin ser capaz de boquear por vergüenza palabras, sabiendo que no son gomas de borrar de nata.
En el sálvese quién pueda se adueñaron de los chalecos salvavidas y saltaron primero al bote, con estilo casi olímpico, los carentes de empatía. Eres oro en ese salto, ¡qué suene el himno de los egoístas!.
Hay verdades que te nublan la vista, que te dejan doblada, sin aliento, casi sin habla, sin ser capaz de boquear por vergüenza palabras, sabiendo que no son gomas de borrar de nata.
Hay verdades que te dejan esperando el justo (no por certero) golpe de gracia que sería más llevadero que asumir ni estar ni haber estado nunca a la altura.
Cuando vas buscando las verdades, puede que te hagan daño pero es que si no es así no nos entra el concepto y repetimos los errores. Ojala fuera más sencillo y menos doloroso pero la mayoría de los humanos somos un poco cabezones, despistados, pasotas, le podemos llamar como queramos pero tropezamos cientos de veces en lo mismo y necesitamos un bofetón en forma de palabra directas que nos hagan reaccionar y ver por fin lo que miramos muchas veces y no vemos ninguna.
ResponderEliminar¿quién marca esa altura a la que hay que estar?
ResponderEliminareva-escort, las palabras bofetón escuecen...
ResponderEliminarBO, las circunstancias.
ResponderEliminarBeso.
No ocultaré que la intriga se apodera de mí. No obstante, sea lo que sea, y aunque una cura de humildad no viene mal de vez en cuando, el arte de perdonarse a uno mismo debe practicarse cada día. La próxima vez estarás a la altura. ¿Qué apostamos?
ResponderEliminarMaritornes, sí, cuando sepa querer. Apuestas a caballo perdedor, se me ha pinchado una pezuña o dos o tres e incluso las cuatro, y el herrero no me puso ninguna herradura de la suerte, ¡Cachis! ¿Quieres seguir apostando?
ResponderEliminarUn beso.
en cualquier caso mejor enterarse.. no cree. Al menos esa es mi opinión, es mejor saber
ResponderEliminarCada uno tenemos un baremo de "alturas" y somos nosotros mismos los que nos los exigimos...lo que pidan los demás es secundario, pero como escuece que nos lo recuerden...
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