domingo, 28 de junio de 2015

Hache

Aparece después de muchísimo tiempo, Hache. H., que me gustaba, que me gusta, pero a quien dejé pasar de largo y me dejó pasar de largo. Aunque hubo un amanecer en mi casa después de una noche larga en que nos reímos muchísimo,  que despidiéndome de ella con el taxi para que la llevara a su casa esperando en la puerta, en que me costó no cogerla de la mano, decirle que se quedara, besarla, cerrar la puerta a su espalda... Ahora me alegro de no haberlo hecho, tampoco la hubiera sabido hacer feliz. Solo le hubiera hecho daño. No le he hablado nunca de aquel momento, ni le he dicho nunca que me gustaba, que me gusta. Así que H. debe pensar que no me gusta. Está bien que sea así. No sé por qué no hice lo mismo con todo lo demás, y sólo fui consecuente ese amanecer con ella. No lo sé. Puede que es porque conozco su historia, pero mira también conocía otras historias y ni siquiera se me ocurrió llamar al taxi para que se fueran. En todo caso me alegro de ese fogonazo de sensatez. Lo bien que hubiera ido algo después, fogonazos de sensatez en ráfaga, pero no fueron...

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