jueves, 18 de julio de 2013

Ninonino ninonino.

Quedo con T. a tomar unas cervezas  a las seis de la tarde. Porque T. tiene un hijo de 16 meses y medio (mi sobrino) y es entonces o no es nunca. El niño, S., es como un superbebé gigante (cortesía de los genes B) y además es muy simpático (cortesía de a saber qué genes). Nos tomamos cuatro jarras de cerveza, bien fresquitas, y ya estoy piripi. Pero me tengo que volver a casa, por el cash y porque aquí no conozco a nadie y además porque los bebés tienen horarios. Total que aquí estoy sola, de solemnidad.

Me viene, recién llegada a casa, el pensamiento que tuve en algún tiempo, tampoco no  muy lejano, de ser madre. No lo seré nunca. Porque coincidiendo con aquel tiempo (el del pensamiento de la maternidad) hice  prácticas durante más de seis meses con un adolescente con un Trastorno Disocial diagnosticado, más todo lo que tenía por diagnosticar ( hay ciertos psiquiatras que se niegan a encasillar antes de que cumplan los 18), y a mí se me quitaron todas las ganas. CR15, que este año, será CR18 (carne de cañón). Está en un centro de cumplimiento de medidas judiciales para menores. Se hizo todo lo que se pudo. Al  menos yo lo hice, con los recursos que contaba. Hasta que tuve que empezar a dormir con la puerta de la habitación cerrada (con muebles que la bloqueaban, como en una película de seria B),  y algo que pudiera protegerme, debajo de la almohada, porque temía por mi integridad física, la psíquica ya era otra cosa y asunto mío. Entonces pensaba que se me estaba yendo la cabeza. A posteriori (un par de años después), supe que no era yo la única, y que las cabezas... a veces deberían rodar, por el bien común, pero resulta que son libres.
Si alguien me preguntara si, en realidad, viví aquello, tal vez lo negaría aunque fue así. Una pesadilla no soñada.
Total que Dios o whatever, te concede lo que pides para que dejes de pedirlo. Y es por eso por lo que ya no pido nada más.

P.D.1: Sigo echando de menos bailar como si no hubiera mañana. Y me encanta la cerveza. Echo de menos cosas que es posible que nunca sepa cómo serán, porque nunca me dé el gusto de vivirlas. Me pregunto, entonces, cómo es posible echar de menos algo que no haya vivido. ¿?

P.D.2:  Me entristece mucho la perdida de todos los que un día me fueron afines y los pienso (a ti también), pero el pensar es como el creer, no es cosa cierta.

A esta hora me liaría en un mano a mano con cualquiera que quisiera escucharme.

P.D.3. Pienso en el mar y en veranear. En ser veranenante. En caracolas. Olas. Azules. Arena. Mar.

¡Salud!


2 comentarios:

  1. adoro la cerveza, echo de menos a diario aquello que nunca viviré, sueño con veranos de playa y mi madre, acepto un mano a mano, o un pie a pie. y no, tampoco tengo cash.
    hola, Silb.

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  2. Me ha encantao el tituloo,, jajajajajajjaa y lo de ser madre, si no tienes ganas no pasa nada pero si te vuelven... intentalo!!..

    Bssss muy calurososs.. ainss!!!

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Ellas/os también silbaron.